Para limpiar los ladrillos interiores, primero elimina con un cepillo el hollín, después, mezcla 100 g de jabón en 1 litro de agua y llévalo a ebullición. Cuando se haya enfriado, añade un vaso de amoniaco y 250 g de piedra pómez en polvo. Con la mezcla resultante y un cepillo de cerdas no muy duras, frota los ladrillos o la piedra de la chimenea y aclara bien.
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