Si te gusta cocinar con hierbas aromáticas y prefieres que sean frescas, haz un acopio de ellas en el congelador. Pica bien perejil, romero, mejorana o la hierba que prefieras tras lavar y secar bien las hojas. Después introdúcelas por separado en unos trocitos de papel de aluminio y mételos en el congelador. Cuando las necesites solo tendrás que retirar la porción de hierba que desees y utilizarla directamente en el guiso, sin necesidad de descongelar.
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