Si te ha quedado un poco de queso seco que no quieres tirar, aprovéchalo de esa manera: córtalo en dados (de 1 cm. como máximo de grueso), introdúcelos en un tarro de cristal con hierbas aromáticas de tu gusto y cubre con aceite. Deja que descansen dos días en esta mezcla y, después, utilízalos como aperitivo o en ensalada.
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